Cómo ser maquilladora en un país extranjero
andrea curto

Cómo ser maquilladora en un país extranjero

Sandra Gutierrez
Sandra Gutierrez

Andrea Curto nos cuenta en el podcast Maquilladora en Tiempo Real toda su historia de éxito como maquilladora en el extranjero. En base a esa experiencia de vida, ofrece algunas visiones clarificadoras sobre qué puedes hacer y qué no cuando quieres comenzar a ejercer como maquilladora en el país al que emigras.

¿Cómo fue tu decisión de irte a vivir a España?

Cuando decidí venirme a España, yo ya trabajaba en Argentina como maquilladora en un canal de televisión y tenía mucho trabajo. Pero soñaba con trabajar en las pasarelas de Europa y siempre me había llamado la atención España. Recuerdo que en el canal de TV se recibían todas las revistas, entre ellas, la Vogue España. Entonces, miraba esa revista y me decía que yo tenía que estar ahí, que quería que algún día mi trabajo estuviera en la tapa de esa revista.

Por esas cosas del universo, surgió una oportunidad por medio de una amiga que ya estaba en España. Ahí decidí dejar mi trabajo y me vine sola con un par de pesos que tenía ahorrados.

¿Cómo fueron esos primeros meses en el nuevo país?

Al principio fue bien duro porque no conocía a nadie y no sabía por dónde empezar. Pero yo tenía claro que, si me ponía a trabajar de algo que no fuera lo mío, después iba a ser difícil dejar ese confort de tener un sueldo. Así que decidí pasar hambre primero hasta que me ubicara un poco.

Como vivía cerca del Parque del Retiro, todos los fines de semana me iba a caminar allí y a pensar qué hacer. Y yo veía que alrededor del estanque del parque había un montón de titiriteros, por lo que el parque se llenaba de niños. Entonces, empecé a pensar qué podía hacer ahí que tuviera que ver con lo mío. Y fue en ese momento que se me ocurrió maquillar niños.

Así fue como el fin de semana siguiente fui otra vez con una lonita y con mis pinturas infantiles a maquillar a los chicos. Y fue un éxito. Llegaba a las 11 am y me iba a las 10 de la noche, y a veces tenía tanto trabajo que hasta mis piernas estaban entumecidas. Me han entrevistado de la televisión, de la radio, y la gente se sacaba fotos conmigo. Una locura.

Transformando esto a una experiencia general, ¿qué recomendación puedes darles a las chicas que se están mudando a otro país sobre cuál sería el primer paso para que la gente las conozca como maquilladoras?

Siempre depende de cada experiencia, pero yo empecé por observar qué pasaba a mi alrededor para ver qué aspecto podía cubrir de esas necesidades de la gente. El siguiente paso fue observar que esos niños no venían solos, sino con sus madres. Y esas madres me preguntaban si hacía otro tipo de maquillaje. Entonces, ahí comencé a hacer tarjetas. Y, así, una cosa llevó a la otra.

Entonces, lo que les podría decir a las maquilladoras que están fuera de su país hoy en día es que tienen que trabajar mucho las redes sociales, publicar nuestros trabajos, entregar valor, generar contenido. Y hay que ir más allá: ver dónde tengo un espacio.

Seguramente habrá personas que me digan que no les da la cara para sentarse en un parque y maquillar, pero también podemos mirar si hay peluquerías, lugares de extensiones de pestañas o de manicura, y llegar y ofrecer nuestro servicio. Se puede comenzar haciendo un trato, por ejemplo, que tú te quedes con un 10 o un 20 % de lo que hagas. O quizá puedo hacer una demostración gratis con las clientas para promocionarme.

Hay que ser creativos y no ir a pedir trabajo, sino pensar qué puedo ofrecer que sea interesante para la otra persona y que eso genere un ganar-ganar para ambas partes.

¿Hay un momento adecuado para migrar y probar suerte como maquilladora?

Creo que no. Eso depende de cada persona, de qué estoy dispuesta a poner de mi parte o qué quiero aguantar. Porque yo tenía el dinero contado con lo que hacía en el Parque del Retiro. No me sobraba nada, pero tampoco estaba dispuesta a resignarme.

La herramienta más grande que tiene el ser humano es el conocimiento. Entonces, si yo tengo eso, puedo irme con mi conocimiento a cualquier lado y crear lo que desee. Por ejemplo, si estoy en formación, es preferible terminar y luego irnos a seguir formándonos.

¿Cómo hacer para derribar la barrera del lenguaje en países como Estados Unidos?

Yo no me cerraría al público latino, pero sería por donde empezaría. Lo primero que haría sería entrar a grupos de Facebook de comunidades latinas y contar lo que hago. Y después sí aprender el idioma porque eso nos amplía mucho el panorama.

En base a tu experiencia, ¿trabajar de maquilladora en el extranjero fue más fácil o más difícil que en tu propio país?

Por supuesto que fue más difícil estar en un país donde no conocía a nadie porque me tuve que abrir camino sola. En tu país, siempre puedes empezar con tu círculo cercano para crear la bola de nieve, además de que uno se mueve mejor en su país porque conoce las calles, las reglas, los lugares.

Lo que veo de positivo en el extranjero que es el ingenio se agudiza increíblemente porque sabemos que solo depende de nosotros.

¿Qué cosas una maquilladora nunca debería hacer cuando se va a probar suerte a un país extranjero?

No cerrarme a buscar solo gente de mi país, sino que tengo que intentar adaptarme al nuevo país lo más rápido posible. Conozco gente que vive en España, pero está constantemente con la cabeza en Argentina sin entender que ya no está allá, que las costumbres son otras y que las tengo que asimilar como propias. Necesito saber lo que le gusta a la gente de ese país nuevo en el que estoy.

¿Qué recomendaciones les puedes dar a esas personas que son más tímidas o introvertidas y que no se animan a ofrecerse?

Yo era una persona muy tímida, hasta el punto de no sonreírle a alguien porque me daba vergüenza. Y justamente salir de mi zona de confort me empujó a respirar profundo, aunque me sudaran las manos y me temblara la voz. Pero luché con eso; la primera vez lo sufrís mucho, pero cuando lo haces varias veces, luego ya no se siente lo mismo.

Siempre es bueno también tratar de buscar algo que me haga sentir un poquito más cómoda. Por ejemplo, si soy madre y ya tengo un hijo que va al colegio, quizá empiezo con ese grupo de madres de la escuela.

¿Cómo enfrentar a la familia cuando no está de acuerdo con que te vayas a vivir al extranjero?

En mi caso fue un drama. Hay que entenderlo y caminar con eso. Forma parte del ADN de cada uno y, aunque te digan que no quieren, uno sabe que lo va a hacer igual. Me permito probar y, si no me gusta o extraño, me vuelvo. Hay que quitarle dramatismo.

1 Comentario

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

css.php